Todos los vehículos prioritarios en servicio de emergencia llevarán luces azules
Dirección General de Tráfico
Madrid, 31/07/2018
Movilidad Segura
Además de los vehículos policiales, lo llevarán los vehículos de extinción de incendios, asistencia sanitaria y protección civil-salvamento
Se concede un plazo de dos años para que los titulares de los vehículos afectados cambien el rotativo de color amarillo auto por el azul
Con este cambio España se equipara a la normativa existente en la mayoría de los Estados de la Unión Europea
Se crea un nuevo distintivo V-26, de vehículo compartido
La señal luminosa de los vehículos de extinción de incendios, asistencia sanitaria y protección civil-salvamento será de color azul, tal y como se recoge en la Orden Ministerial PCI/810/2018, publicada hoy en el BOE, por la que se modifican varios anexos del Reglamento General de Vehículos -RD 2822/1998- entre los que se encuentra el anexo XI, en lo referente a la señal V-1 Vehículo Prioritario.
Hasta la publicación de esta reforma, el dispositivo luminoso de color azul estaba restringido al uso exclusivo de vehículos de policía y el de color amarillo auto para el resto de vehículos prioritarios: de extinción de incendios, protección civil-salvamento y de asistencia sanitaria.
Asimismo, este dispositivo luminoso amarillo auto también lo llevan los vehículos lentos, que son los que constituyen un obstáculo en la vía por estar parados o estacionados o circular a escasa velocidad mientras están realizando un servicio o trabajo en la vía. Esta situación generaba alguna confusión entre el resto de usuarios de la vía al no identificar de forma clara que los vehículos de extinción de incendios, asistencia sanitaria y protección civil-salvamento eran vehículos prioritarios en servicio de emergencia que también tienen preferencia de paso.
De este modo, los rotativos de color azul se reservan para la señal luminosa de todos los vehículos prioritarios en servicios de emergencia y el amarillo auto para la de los vehículos que constituyen un obstáculo en la vía, lo que contribuye a mejorar la movilidad segura
Con este cambio, se materializa una reivindicación histórica de las asociaciones y órganos de las Administraciones Públicas relacionadas con los vehículos de servicios de emergencias, así como el Defensor del Pueblo y el Congreso de los Diputados quien a través de varias proposiciones no de ley, han solicitado al Gobierno que unifique el color de los dispositivos luminosos de los vehículos prioritarios para que en todos los casos sea azul.
Además, España se equipara a la normativa existente en la mayoría de los Estados de la Unión Europea, en los que el dispositivo luminoso de los vehículos prioritarios es de color azul, en particular, los de Francia y Portugal, que son los países en los que es frecuente que en situaciones de emergencias nuestros vehículos prioritarios entren en estos países y viceversa.
Con el objetivo de que este cambio pueda hacerse de forma progresiva, la Orden Ministerial concede un plazo de dos años para que los titulares de los vehículos afectados cambien el color amarillo auto de sus dispositivos luminosos por el azul.
¿QUÉ DEDEBEMOS HACER CUANDO SE ACERCA UN VEHÍCULO PRIORITARIO?
OTRAS MODIFICACIONES
Además de esta modificación, la Orden Ministerial recoge otros cambios importantes:
- Placa de matrícula trasera azul para taxis. La placa de la matrícula de los vehículos auto-taxis y los de arrendamiento con conductor de hasta nueve plazas tendrán el fondo de la placa de la matrícula trasera de color azul con los caracteres en blanco. La placa de matrícula delantera seguirá siendo de color blanco y los caracteres, de color negro.
Los titulares de los vehículos matriculados con anterioridad a la entrada en vigor de esta orden dispondrán de un plazo de un año para cambiar la placa de matrícula trasera actual por la de color azul y en ningún caso se modificará la numeración de la matrícula que ya tuviera asignada el vehículo.
Este cambio viene impulsado por la aprobación en 2016 de la Proposición no de Ley sobre medidas ante el incremento del intrusismo y la piratería en el transporte público de viajeros de vehículos de hasta nueve plazas. En dicha proposición no de Ley, aprobada por unanimidad, se insta al Gobierno, a petición de los colectivos taxistas, a llevar a cabo las actuaciones necesarias para, en el plazo más breve posible, modificar la normativa de tráfico (anexo XVIII del Reglamento General de Vehículos) relativa a las placas de matrícula con el fin de dotar de un color específico (azul) para el fondo de las placas de matrícula que lleven instalados todos los vehículos auto-taxis y los de arrendamiento con conductor.
Algunos Estados de la Unión Europea tales como los Países Bajos, Bélgica y Grecia ya disponen de este tipo de placas de matrícula diferenciadas.
- Dispositivo luminoso vehículos inmovilizados en la vía: Se incluye en el anexo XI la posibilidad de colocar en el exterior del vehículo, cuando éste quede inmovilizado en la vía por accidente o avería, un dispositivo luminoso de color amarillo auto, de alimentación autónoma, alta visibilidad y que quede estable sobre una superficie plana. Este nuevo dispositivo luminoso se incluye como un elemento opcional, junto al ya existente triángulo de peligro, que sigue siendo obligatorio.
- Vehículo Compartido: El Reglamento General de Vehículos incorpora en su anexo II la definición de Vehículo de uso compartido, vehículo destinado al alquiler sin conductor que se dedica a un uso concatenado e intensivo por un número indeterminado de usuarios dentro de una zona de servicios delimitada. Debe estar disponible, en cualquier momento, para ser utilizado mediante el empleo de aplicaciones móviles.
El vehículo de uso compartido supone un complemento de los sistemas de transporte público urbano, dotándole de una capilaridad añadida, introduciendo además una mayor eficiencia en el empleo del vehículo, reduciendo la congestión del tráfico, la ocupación de la vía pública y las emisiones contaminantes.
Además, se establece el distintivo «V-26 Distintivo de uso compartido». dispositivo que permitirá a las Administraciones Públicas, fundamentalmente a los Municipios, identificar a este tipo de vehículos y adoptar medidas que favorezcan su utilización como alternativa al vehículo de uso privado y al transporte público urbano.
Cada Administración Pública podrá establecer la obligatoriedad de la utilización del distintivo de uso compartido. Se debe colocar en el ángulo superior izquierdo del parabrisas del vehículo y, si éste no dispone de parabrisas, en sitio bien visible.
- Distintivos ambientales: La Dirección General de Tráfico ha clasificado el parque de vehículos a través de criterios estrictamente ambientales, asignando a cada vehículo una categoría dentro de la escala ambiental creada. Se crearon cinco categorías de vehículos: 0 emisiones, ECO, C, B y A. y para las cuatro primeras se diseñó un distintivo ambiental, con la misma denominación que la categoría a la que pertenece, quedando la categoría A sin distintivo.
Lo que hace esta Orden Ministerial es incorporar un nuevo apartado dentro del anexo II de dicho Reglamento, en la que además de las clasificaciones de criterios de construcción, de utilización y de servicio al que se destinan los vehículos matriculados, se añade al Registro de Vehículos la clasificación E correspondiente a criterios por su potencial contaminante.
Asimismo se modifica el anexo XI «señales en los vehículos» para añadir una nueva señal relativa a los diferentes distintivos ambientales que se asignan a cada categoría de vehículo según su potencial contaminante, con la denominación de «V-25 Distintivo ambiental».
Este distintivo permitirá a las Administraciones Públicas, sobre todo a los Municipios, identificar a los vehículos y adoptar medidas ambientales relacionadas con la gestión del tráfico. Asimismo, cada Administración Pública podrá establecer la obligatoriedad de la utilización del distintivo ambiental.
El distintivo se debe colocar en el ángulo inferior derecho del parabrisas del vehículo y, si éste no dispone de parabrisas, en sitio bien visible.
- Vehículos Pick-up: Se introduce en el Reglamento General de Vehículos, la definición de vehículos pick-up: vehículo cuya masa máxima no es superior a 3.500 kg, en el que las plazas de asiento y la zona de carga no están situadas en un compartimento único.
Estos vehículos se caracterizan, en su gran mayoría, por tener la particularidad de que la parte destinada a la mercancía se encuentra separada de la cabina y normalmente a cielo abierto.
Hasta la aprobación de esta Orden Ministerial y ante la ausencia de una clasificación propia en las definiciones del Reglamento General de Vehículos, los vehículos tipo pick-up se habían clasificado hasta ahora como un vehículo tipo camión. A partir de ahora y con el fin de facilitar su identificación y control se les asignará el código numérico 17 en cuanto a su clasificación por criterios de construcción, para su anotación en el Registro de Vehículos.
Otras noticias :La Inteligencia y el libre albedrío. ¿Se puede prevenir lo imprevisible?
Abstract. Siempre se ha considerado a la Inteligencia como la encargada de predecir el futuro pero pocas veces se es consciente de las dificultades que el libre albedrío conlleva. Nuevos retos sociales y metodológicos aguardan a la Inteligencia que deberá redefinirse para poder sobrevivir. Ya se sabe, renovarse o morir
“Podréis encadenarme la pierna, pero ni el mismo Zeus podrá quitarme mi libre albedrío”.
Con estas palabras el sabio de la Antigua Grecia Epicteto mostraba a sus discípulos una de las cualidades, a su juicio, innatas en el ser humano: la capacidad de elegir. Casi dos mil años después, Mark M. Lowenthal, un imprescindible en el mundo de la Inteligencia decía, “la Inteligencia trata sobre la reducción de la incertidumbre. Y punto”.[i] Pero, ¿qué relación existe entre el libre albedrío y la Inteligencia? El nexo es la incertidumbre, la indeterminación generada por el libre albedrío y la ardua tarea de evaluarlo asignada a la Inteligencia. En principio puede parecer que sea como “ponerle puertas al campo”, pero un cambio de perspectón más factible, ¿existe entonces el libre albedrío? O mejor, ¿tiene sentido hablar de Inteligencia?
El libre albedrío: el precio a pagar
Este debate no es nuevo en el mundo de la Inteligencia. Tradicionalmente se ha tendido a hablar de dos corrientes, la de los artistas, con una visión más intuitiva, de “sexto sentido”o de presentimiento a la hora de trabajar con la incertidumbre; y los científicos, con una mayor devoción hacia métodos analíticos y empíricos.[ii] Esto lleva a la pregunta, ¿es la Inteligencia una Ciencia o un Arte? Sobra decir, que como buenos enemigos sus posiciones parecen irreconciliables. Pero la clave, puede estar precisamente entender qué es y, sobretodo, qué implica el libre albedrío.
Los defensores de la visión artística de la Inteligencia aseguran que el ser humano no es racional, que éste no sigue ninguna norma o patrón determinado y que, por ende, no puede estar sujeto a ningún modelo matemático.[iii] En definitiva, que no es predecible. Siempre se ha considerado a la Inteligencia como la encargada de predecir el futuro pero pocas veces se es consciente de las dificultades que el libre albedrío conlleva. Nuevos retos sociales y metodológicos aguardan a la Inteligencia que deberá redefinirse para poder sobrevivir. Ya se sabe, renovarse o morir
El libre albedrío hace saltar por los aires cualquier intento de predicción humana, aunque quizás esa sea una afirmación demasiado osada.
La historia viene de lejos. Desde las sociedades primitivas siempre se ha premiado el comportamiento gregario en detrimento del individual, el beneficio del grupo sobre el beneficio individual. Pura cuestión de supervivencia. En la actualidad, el mundo cada vez más globalizado en el que vivimos ha propiciado un cierto “determinismo tácito” que hace que el libre albedrío sea supeditado al beneficio de una “cosa” llamada Sociedad. En definitiva, que en contadas veces es posible hacer uso de eso que a veces ni siquiera somos conscientes que tenemos y que se llama voluntad. Es precisamente por hacer lo que “se debe” en lugar de lo que “se quiere” lo que beneficia a la Inteligencia.
Los designios y voluntades globales hacen que los seres humanos sean igual de predecibles que las demás cosas. Si existen modelos que permiten estimar las poblaciones animales, es porque su dinámica está regida por el principio de supervivencia, porque la voluntad colectiva es sobrevivir.[iv] Del mismo modo, el deseo de supervivencia en el pasado y otras finalidades más complejas en el presente permiten hacer homogéneo el comportamiento humano. El libre albedrío se desvanece y en su lugar aparece tendencia de comportamiento, patrón y relaciones estandarizadas de acción-reacción o causa-efecto que permiten la modelización, la determinación y, para beneficio de la Inteligencia, la previsión humana.
La Inteligencia: una cuestión de probabilidades
Si el libre albedrío, por tanto, no es la norma sino la excepción que confirma la regla; entonces, el comportamiento humano queda reducido, simple y llanamente, a una cuestión de probabilidades. Si la misión de la Inteligencia es prevenir el comportamiento humano, el quid de la cuestión estará en determinar con qué probabilidad el comportamiento esperado, el racional “impuesto” por la comunidad, prevalece. Pero más aún, cuál es la probabilidad de que lo inesperado, lo irracional como consecuencia de esa excepción que confirma la regla, y para la que generalmente no se está preparado, acabe ocurriendo. Es aquí cuando, desde un punto del punto de vista de los artistas, se intentan poner puertas al campo. No así desde el punto de vista científico. Bayes, Pareto, Nash, Markov, Rowe y un largo etcétera pueden contribuir a hacer la Inteligencia más objetiva, democrática y aséptica, pues sus métodos permiten aproximaciones numéricas al comportamiento humano.[v]
Esto contrasta con la aproximación artística o cualitativa que impera en el pensamiento intuitivo. La captación e interpretación de las señales que se obtienen de la realidad son procesadas y contrastadas por el estado mental previo del analista; es decir, la forma de identificar la incertidumbre se basa no en la realidad, per se, sino en la interpretación de la realidad que hace el analista.[vi] Esto que al principio podría ser una ventaja pues permitiría la “contextualización” de la realidad, ¿no es en verdad un proceso de “poner etiquetas” a la realidad, de prever el acontecimiento más probable a base de recordar patrones de repetición? Si es así, no estamos ante pensamientos intuitivos sino inductivos, que si repasamos las clases de lógica, consisten en obtener reglas a partir de ejemplos, de ir del particular al general. Y volvemos a lo mismo, a buscar patrones de repetición, modas y tendencias que homogeneicen y caractericen la condición humana. ¿No recuerda esto a lo que hace la Ciencia?
Pero volviendo al libre albedrío. En las aproximaciones artísticas raramente existe lugar para el libre albedrío. Si el estudio del comportamiento humano se hace “desde dentro”; el pensamiento crítico resulta una tarea muy compleja puesto que no se vé aquello que no se espera ver. El libre albedrío o las excepciones, al no ser esperadas, raramente pueden ser contempladas.[vii] Definitivamente el interés común tiende a impedir alternativas individuales, otro ejemplo más de supervivencia. Por tanto si son imposibles de imaginar dichas alternativas, mucho más lo será asignarles una probabilidad. Por contra, las aproximaciones científicas permiten establecer rangos de probabilidades de forma objetiva, en donde sí existe cabida para todas las posibilidades y su valor numérico –piénsese en la Teoría de Bayes, por ejemplo. Al fin y al cabo, más de una vez los métodos científicos han predicho cosas aparentemente imposibles y luego se han confirmado, no? Que lo pregunten si no a los físicos cuánticos. De hecho, mientras que el libre albedrío supone una amenaza para el razonamiento intuitivo, para el científico, permitiendo pensar “desde fuera”, no es más que una probabilidad más. El rechazo a lo “anormal” es por tanto una cosa cultural.
Nuevas definiciones para la Inteligencia
Estadística bayesiana, teoría de juegos, juegos de guerra, investigación operativa, análisis de redes, entre otras muchas, son técnicas muy bien conocidas y estudiadas por las Ciencias. Todas ellas al alcance del analista de inteligencia y esperando ser utilizadas. Sus aplicaciones, infinitas y su problema, el desconocimiento. Tradicionalmente la Inteligencia ha venido actuando de forma básicamente intuitiva, artística. La finalidad de la Inteligencia ha sido siempre buscar relaciones de causa-efecto para poder prever el futuro, de buscar la causa primordial a partir de la cual trazar el devenir de los acontecimientos. Esta descripción se corresponde con la forma de conocimiento de la Historia y de las Humanidades, la forma de conocimiento a la que están entrenados la gente que tradicionalmente ha ejercido la labor de Inteligencia.[viii] El desconocimiento de las posibilidades de la metodología científica está pues en la formación, en exigir que existan relaciones causales en todos los sucesos. De esto se desprende que lo difícil es acoger la aleatoriedad en este pensamiento “tradicional”. El grupo limita la voluntad individual, pero no la elimina, por lo que sigue siendo una probabilidad a considerar.
Por ello, el “redescubrimiento” de estas técnicas y su aplicabilidad en el campo de la Inteligencia es un valor en alza. Desde luego, en la Inteligencia Militar es ya casi una tradición y su apuesta por ellas se refleja en la ingente cantidad de recursos que se destinan a su desarrollo. Paralelamente, la Inteligencia Competitiva, generalmente considerada heredera de la metodología militar, sigue sus mismos pasos. Más interesante todavía es que la irrupción de estas técnicas va a necesitar una redefinición del concepto de Inteligencia. Esta necesidad nace del actual aumento de complejidad de la sociedad que se traduce en un aumento de las variables a considerar y de los métodos a necesitar para estudiarlas. Por ello, la necesidad de conocimiento experto y específico va a ser clave. Esta necesidad de saber experto relega al generalista, que tradicionalmente se le ha atribuido al analista como requisito para “poder contemplar todas las posibilidades”, a un segundo plano. Dicho llanamente, no va a ser necesario saber, sino tener el teléfono del que sabe. Ya no va a ser necesario intuir, sino interpretar y compilar. Divide y vencerás dice el dicho. El debate, está servido.[ix]
Así pues, nuevos y más complejos retos atañen a la sociedad exigiendo también nuevos y más complejos enfoques. En esto la Inteligencia, no puede quedarse atrás. Pero todavía queda una pregunta por resolver: si por un lado la sociedad se comporta de forma predecible, pero puede que a veces no; si algunos sucesos pueden surgir de forma espontánea, sin aviso, sin previsión; si como parece lo único posible es interpretar la realidad en vez de inferir el porvenir, entonces, ¿tiene sentido hablar de Inteligencia?, si todo resulta que es posible, ¿realmente merece la pena intentar prevenir el futuro? Estas son las viejas preguntas que la Inteligencia tendrá que responder en los nuevos tiempos. Por el momento, su trabajo debe ser el de intentar mantenerse al margen e intentar volver a sus orígenes pero con nuevos métodos. Su misión, acotar de la forma más objetiva e imparcial posible las probabilidades de la incertidumbre, complementar el proceso de decisión aunque sin tomar la decisión. Pero sobretodo, ser consciente de que sea cual sea su predicción, perfectamente puede pasar cualquier otra cosa, al fin y al cabo, las probabilidades están ahí. Ser consciente de que incertidumbre lleva aparejada la posibilidad del error.[x] Si a la Inteligencia se le exige infalibilidad o que sea ella la que erradique cualquier posibilidad de aleatoriedad o libre albedrío, entonces no tiene sentido hablar de Inteligencia ya que eso, al final, implicaría ser más poderoso que el mismísimo rey del Olimpo.
Fuente:Carles Ortolà Boscà –Brunel University
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Julian Flores GarciaDirector de Consultoria de Seguridad Nacional y Internacional de Latinoamerica Editar
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