Veremos la luz al final del túnel de la crisis, en el 2024
Pensando y reflexionando acerca de una mención que hace unos 5 meses hice en mi blog en la que decía que me daban gula las acciones del Banco Popular, entonces cotizaban a 1,65 euros, y observé que si llegaran a rozar 1,00 euro quizás hiciera de tripas corazón y asumiera el riesgo. Después de un debate interno, la zona racional de mi cerebro convenció y obligó a la zona impulsiva a cambiar de opinión.
Antolín Blanco, editor del blog económico
Ahora pienso que sería mejor esperar el momento en que las estrellas se ordenen en formación más perfecta por las siguientes razones: El apalancamiento es tan fenomenal en toda Europa, no solamente en la periférica, que según mis cálculos España y Europa no verán la luz hasta el año 2024. Como consecuencia, si las estrellas se alinean para que el des-apalancamiento pueda ser llevado a cabo de manera ordenada, lo cual creo que es mucho pedir, la historia de otros países que han pasado por circunstancias similares nos indica que para conseguirlo con éxito tenemos que pasar por una serie de consecuencias ineludibles que intentaré explicar aquí punto por punto.
La primera consecuencia del gran apalancamiento y consecuente des-apalancamiento es la desaceleración económica del país o países apalancados. Entre muchas causas, la principal es la desaceleración económica derivada de la reducción del crédito. Cuando el apalancamiento es sistémico y ocupa la mayor parte del mundo desarrollado, las consecuencias son incluso más pronunciadas y duraderas puesto que no quedan países, al menos con economías importantes, que puedan sacar las castañas del fuego de los apalancados a través de la exportación que contribuiría a reiniciar el crecimiento.
Los ejemplos históricos más relevantes de gran apalancamiento sin renegar la deuda son: Estados Unidos en la década de 1920 que culminó con la formación de la burbuja del mercado de valores del 27-29, Japón, cuya burbuja culminó su formación de 1988-1990 y la del 2005-2007 en Estados Unidos y Europa. Esta última no sirve como ejemplo porque las consecuencias y ramificaciones todavía están a principios del proceso de des-apalancamiento.
Después de la burbuja de Estados Unidos que explotó en enero de 1930, el mercado de valores (Dow Jones) no tocó los máximos alcanzados en 1930 hasta enero 1954, 24 años más tarde. En el caso de Japón, el Nikkei 225 partió con 10.000 puntos desde su nacimiento en Enero de 1984 para rozar los 39.000 puntos el día de Navidad de 1989, en la actualidad el Nikkei se negocia a 8.546,22 puntos, o sea, por debajo de la cotización de su nacimiento, hace 28 años.
Si muchos países que des-apalancaron por medio del reniegue parcial o total de la deuda, para regresar a una economía estable con crecimiento sufrieron durante largo tiempo. Si muchos países con imprentas propias y utilizadas no fueron capaces de remontar las dificultades del apalancamiento excesivo hasta varias décadas después, ¿cómo es posible que un bloque de países como la eurozona pueda hacerlo sin imprentas? Entonces, ¿estamos al final del túnel donde ya se puede ver la luz o estamos al principio de él y la oscuridad es más negra que el alma de Satanás?
Obviamente el año 2024 que el título de este artículo utiliza como finales del proceso de des-apalancamiento no es sino una guía optimista por mi parte. Como tal, es arbitraria en el sentido de que si pudiéramos ver la bola de cristal e infiltrarnos en los avatares del futuro, el optimismo citado posiblemente pasaría a ser más pesimista de lo que realmente nos conviene. La calzada del des-apalancamiento es inevitable para todos los países y bloques con economías desarrolladas del mundo, pero eso es tema para otro artículo porque en este me concentro en la eurozona. Aunque las contingencias se inclinan hacia la ruptura del euro, al menos en la presente estructura de países participantes, todavía no es tarde para que la eurozona ponga su casa en orden. Para lo cual Europa debiera utilizar la presente crisis para estructurar e instituir la unión política y fiscal, y la creación de un organismo central de recaudo tributario.
Los problemas por los que Europa está pasando son idénticos a los que pasaron las trece colonias de la unión americana desde 1776 a 1788. Después alcanzaron los acuerdos pertinentes que las convirtieron en los Estados Unidos de América. Los acuerdos más importantes que alcanzaron fueron la implementación de una moneda común y un gobierno central que recaudaba y redistribuía impuestos de manera equilibrada. Sin embargo, lo que más impacto tuvo para resolver los problemas que cada colonia o estado sufría, fue la de asumir riesgo común que les permitía emitir deuda para la financiación también común. En otras palabras, habrá que ceder soberanía de una manera o de otra para que el plan europeo no se venga abajo.
El des-apalancamiento es un proceso que suele tener una duración de unos 15 años, obviamente entre mayor sea el apalancamiento mayor será el periodo para deshacer lo malhecho. Alguien podría pensar que es un proceso exageradamente largo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el proceso previo de apalancamiento excesivo es un proceso muchísimo más largo aún. El proceso de apalancamiento suele tener una duración de entre 30 y 40 años y siempre culmina con la burbuja del crédito. La burbuja suele explotar después de dos años de aceleración apoteósica del crédito. Los ejemplos contemporáneos son Estados Unidos cuya apoteosis duró desde 1927 a 1929, en Japón desde 1988 a 1990 y la última, casi global, desde 2005 a 2007. Dentro del contexto de la dilatación del apalancamiento, es casi milagroso que el proceso de des-apalancamiento sea tan corto como se indica arriba.
Hay muchos ejemplos más pero de menor escala y sin consecuencias globales. Después hay muchísimos otros ejemplos que son los que renegaron la deuda. El reniegue de la deuda de cualquier país siempre es problemático. Lógicamente, entre mayor sea la economía del renegado mayores son las consecuencias. Por suerte, durante las últimas décadas de interconexión bancaria y económica derivada de la globalización, no ha habido ninguna economía con relevancia global que haya renegado la deuda descaradamente. Después de haber visto el caos que el reniegue parcial de Grecia ocasionó en los mercados financieros, podemos imaginar la catástrofe global que el reniegue de España o Italia causaría. Es fácil de prever que tales medidas drásticas arrastrarían al mundo a una depresión equivalente o peor de la que Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia están sufriendo.
De cualquier manera, la recesión/depresión actual de la periferia europea contagiará sus males al resto de la eurozona de manera que se formará un círculo vicioso. Toda Europa está sobre apalancada, no solamente la periferia. Por lo tanto, el proceso, tarde o temprano, alcanzará toda la zona euro, sin excluir Alemania. El único mecanismo equipado para disminuir el dolor y demorar el proceso es el banco central europeo, Draghi. Mientras tanto, como Alemania se niega a utilizar las imprentas, si antes no se rompe el cántaro europeo, el proceso podría dilatarse aún más y ellos lo saben; lo sabe Goldman, Draghi, Bernanke, Merkel y el resto de los actores cínicos, pero de momento se hacen los lelos para exigir austeridad y pretender ante sus electorados de que están haciendo algo.
Por otro lado, los bancos avariciosos e ineptos, durante el periodo de des-apalancamiento que apenas ha comenzado no podrán prestar ni ganar lo suficiente con su negocio tradicional. Perderán territorio comercial y consecuentemente su negocio será usurpado por bancos americanos que ya pasaron por parte del proceso de saneamiento ayudados por la generosidad de Bernanke, y otros bancos de países emergentes que vendrán a rellenar el vacío y a aprovecharse de los que antes se aprovecharon de ellos y de sus territorios. De esta manera completan un ciclo que a su vez cede paso a otro ciclo, y así sucesivamente.
Al ver que les están comiendo el pan y robando el terreno, los apocopados bancos lo intentarán todo, incluso más de lo que ya han intentado; preferentes, depósitos tal y cual a cambio de equis, eliminar dividendos o dividendos pagados con acciones que al fin y al cabo es lo mismo, mecanismos esotéricos, productos milagrosos como los crece pelos o aceite de serpiente curalotodo. Pero al final vendrá lo más doloroso, los Split reversos de una por cinco e incluso una por diez que diluirán al accionariado hasta la extinción, casi. Por eso, después de pensar y reflexionar sobre las ramificaciones de las consecuencias, antes de comprar acciones de cualquier banco, lo mejor es esperar a que las estrellas se alineen en una formación menos perjudicial para la cartera.
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fuente: Antolín Blanco, editor del blog económico