BERLÍN (Reuters) – El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, defendió enérgicamente su plan de compra de bonos para contener la crisis de deuda de la zona euro, y dijo a los diputados alemanes que sus temores sobre una financiación ilegal a los gobiernos o la posible generación de inflación están fuera de lugar.
Draghi salió sonriente el miércoles de un interrogatorio a puerta cerrada en la Cámara Baja del Parlamento alemán que duró dos horas sobre el programa llamado Transacciones Monetarias Directas (OMT, por sus siglas en inglés), que según el banco central alemán equivale a la impresión de dinero para financiar a los gobiernos.
Refutando las principales objeciones punto por punto, Draghi dijo – según un comunicado inicial difundido por el BCE – que «primero: el OMT no conducirá a una financiación encubierta de los gobiernos; segundo: no comprometerá la independencia del BCE».
«Tercero: El OMT no creará riesgos excesivos para los contribuyentes de la zona euro; cuarto: no generará inflación», aseguró.
La inusual comparecencia de Draghi en un parlamento puso de manifiesto lo importante que es para el jefe del BCE mantener de su parte a los políticos de la mayor economía europea fieles en medio de una fuerte reacción en contra en Alemania.
Preguntado posteriormente si creía haber cumplido su misión y que ya no tendrá que preocuparse por la opinión pública alemana, el italiano respondió: «Bueno, eso sería demasiado ambicioso (…) La comprobación está en los ojos del que observa».
Varios diputados de la coalición de centroderecha de la canciller Angela Merkel alabaron la comparecencia.
«Esto debería acabar con cualquier duda sobre la seriedad de la política del BCE», dijo Volker Wissing, un importante diputado de los Demócratas Libres, socios en la coalición en el poder.
Fuera del edificio del Parlamento en Berlín, el ambiente era menos favorable. Un grupo de manifestantes protestaba con camisetas rojas que portaban la consigna: «Quite sus manos de la imprenta, Sr. Draghi!».
Los manifestantes forman parte del grupo de euroescépticos «Young Entrepreneurs» («Jóvenes Emprendedores»). Una pancarta leía: «BCE=banco malo».
El programa de compra de bonos del BCE, anunciado a inicios de septiembre, busca dar apoyo a los estados de la zona euro con más problemas, como España, al reducir sus costes de endeudamiento, ofrecerles asistencia financiera y someterlos a estrictas condiciones políticas y de supervisión.
Aunque aún no se ha aplicado, ha ayudado a contener la agobiante crisis de deuda de la zona euro que ya dura tres años, aunque sus detractores en Alemania sostienen que viola la prohibición a que el BCE financie a los gobiernos, llevando al banco a un nuevo territorio peligroso.
Draghi dijo que el banco central ha tenido en cuenta los posibles riesgos y diseñado el programa para minimizarlos, pero destacó: «Soy consciente de que algunos observadores en este país siguen preocupados sobre el potencial impacto de esta política».
Su comparecencia ante una sesión conjunta de las comisiones de asuntos exteriores y europeos del Parlamento se produjo en un día en que sondeos comerciales sugirieron que Alemania se está viendo absorbida por el malestar económico en la zona euro.
RESCATE A ESPAÑA
El Banco Central Europeo fue diseñado para ser independiente y su presidente no responde ante políticos. La comparecencia solo se celebró porque Draghi se ofreció para explicar sus políticas en Berlín ante las reacciones de protesta desatadas durante el verano.
Merkel, muchos de sus aliados conservadores y partidos de la oposición como los socialdemócratas (SPD, por sus siglas en alemán) y los ecologistas han mostrado su apoyo al programa de compra de bonos, pero muchos diputados querían saber más sobre el tipo de asistencia y la condicionalidad que implica.
Esto es crucial para España, que se ha resistido a presentar una petición formal de ayuda estatal en parte por las preocupaciones entre los políticos y los ciudadanos españoles a que se hubiera que adoptar más medidas dolorosos además de las subidas de impuestos, reformas económicas y recortes presupuestarios ya en vigor.
Muchos de los aliados de Merkel se muestran reticentes a un rescate de España precisamente porque temen que desatara una compra «ilimitada» de bonos por parte del BCE.
«Hay mucha oposición a un programa para España. Están en contra porque temen que abriría las compuertas del BCE. La preocupación es muy grande, también en el SPD», dijo Guntram Wolff, subdirector del Brügel, un centro de análisis con sede en Bruselas, y antiguo economista del Bundesbank.
/Por Stephen Brown y Matthias Sobolewski/